
Marcos Fernández
Sábado, 03 de mayo de 2025
Marcos Fernández
Director General para el Sur de Europa de Cooper Tires
Jueves, 17 de junio de 2021
Desde hace algunos años hemos visto en nuestro sector la llegada de algunos cambios relacionados con la forma de movernos, con la manera en que usamos nuestros vehículos. Entre ellos, y aunque no sea novedad como tal, puesto que lleva muchos años en funcionamiento, están los servicios de renting, que vienen experimentando crecimientos constantes desde hace tiempo en nuestro país.
De hecho, mientras las matriculaciones de vehículos rozaban una caída estrepitosa del 31% en 2020, el parque de vehículos de renting se incrementaba casi un 4,5%. El interés, pues, por este servicio es patente y no puede deberse únicamente al renting empresarial, sino que los particulares han comenzado también a usarlo dadas las comodidades que aporta.
Junto con esto, ha aparecido en nuestras ciudades un modelo de movilidad que sí es completamente novedoso: el car sharing. En muy poco tiempo, hemos visto cómo han proliferado compañías de vehículo compartido o de pago por uso que están modificando el concepto de movilidad urbana, impulsadas también por las restricciones de acceso y movilidad en los centros urbanos puestas en marcha por las administraciones públicas competentes.
Las perspectivas deben ser prometedoras, ya que actores inesperados están tomando posiciones en estos nuevos modelos de movilidad. En efecto, los constructores de vehículos han tomado cartas en el asunto y compiten desde hace años con sus propias financieras con las compañías de renting independientes y ahora con sus propios servicios de vehículo compartido.
El auge del renting tiene que ver con la apertura de esta modalidad a particulares y autónomos, pero también con la incertidumbre por los combustibles fósiles. Ante las dudas sobre las políticas energéticas de los gobiernos (posible prohibición del diésel, vehículos eléctricos, etc.), el consumidor acude al renting como refugio, pues le ofrece la posibilidad de adaptarse a la realidad. Pero no solo por esto; los suculentos incentivos que ofrecen las financieras para incentivar la adquisición de un vehículo a través de sus fórmulas hacen que, paradójicamente, adquirir un vehículo bajo un modelo de compra financiado sea más económico que conseguir mejores condiciones pagando al contado como era en otras décadas pasadas. Sin duda, los tipos de interés tienen gran razón de ello.
Además, los servicios de renting generan una mayor comodidad para el usuario. La cuota mensual incluye habitualmente el seguro, el mantenimiento mecánico y de neumáticos y hasta asistencia 24/7, con lo que el cliente se despreocupa de otros pagos y de estar pendiente de las citas con el taller.
Las nuevas modalidades de renting, más flexibles para competir con el car sharing, permiten ahora no solo elegir el vehículo más adecuado a los requerimientos, gustos y usos del consumidor, sino cambiarlo por otro modelo en cualquier momento. Además, los periodos de tiempo se adaptan también a esta realidad, y ya es posible fijar casi cualquier posibilidad temporal teniendo siempre en mente las necesidades del cliente.
Mientras, el car sharing, que nació fundamentalmente para usar vehículos en tiempos limitados en los desplazamientos urbanos, ha ido evolucionando y ha extendido sus servicios a algo muy similar, si no igual, al renting. Como ventajas para el usuario, ofrece parking gratuito, algo muy atractivo en las grandes ciudades, precios competitivos y la comodidad de la gestión a través de aplicaciones de smartphones, por citar algunas.
Ambos servicios son de gran interés para todo el sector: generan más entradas al taller y aseguran un flujo de trabajo constante para revisiones y mantenimiento, generalmente ya pautados por contrato. Además, el mayor movimiento de estos vehículos, que recorren más kilómetros que los particulares, provoca un mayor desgaste de los neumáticos, por lo que el tiempo de reemplazo se acelera. En tiempos de crisis, esto es muy importante, aunque, como contraprestación, el taller ha de estar preparado para poder ofrecer los servicios con el nivel de calidad que exigen estas empresas.
El hecho es que tanto el renting como el car sharing han gozado, y gozan, de un indudable éxito, y esto –como comentábamos al principio– ha propiciado la entrada en este mercado de los constructores de vehículos. Lógicamente, todo esto está provocando transformaciones en el canal de venta, y cabe preguntarse si acabará imponiéndose un sistema de pago por uso o algún tipo de renting flexible, creando un nuevo paradigma ante la opción más habitual de compra.
Al quedar la propiedad del vehículo en el constructor, el primer afectado es el modelo de negocio del punto de venta. Si bien la compra siempre existirá y permanecerá muchos años aún como opción mayoritaria, ante esta situación aún incipiente, el punto de venta tiene la ocasión de orientar su actividad para convertirse en un centro de movilidad y experiencia y aprovechar nuevas oportunidades de negocio.
Enfrentados ya al reto de la digitalización, con el cambio de comportamiento de los consumidores que lleva asociado, los canales de venta, lastrados por la caída de ventas físicas, se encuentran en la tesitura de renovarse o, si no morir, cuanto menos languidecer. Transformarse en canales de creación y oferta de contenidos es una opción cada vez más fácil y atractiva que les permitirá competir con el resto de medios (plataformas online, los propios canales en Internet de los constructores, etc.) para atraer al consumidor, posicionarse en el entorno digital y generar tráfico e influencia.
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Créditos d: Alex Guimerà & d: Marc Perez