
El neumático en la contaminación atmosférica
Miércoles, 18 de junio de 2025
Miércoles, 09 de diciembre de 2015
Las últimas semanas en la mayor parte de España se han caracterizado por la ausencia de precipitaciones, lo cual ha provocado, sobre todo en las ciudades más grandes, grandes niveles de contaminación atmosférica. ¿Qué papel juega el neumático en esta situación?
A la hora de evitar o al menos de disminuir la contaminación todos podemos llevar a cabo una serie de acciones para conseguirlo. Éstas normalmente están relacionadas con coger el automóvil. Se aportan medidas como por ejemplo: no acelerar bruscamente, sobre todo al arrancar, conducir de forma suave, mantener los límites de velocidad (normalmente a menos velocidad se consume menos combustible), usar marchas largas en la medida de lo posible, no dejar el motor al ralentí cuando el vehículo está estacionado, conservar una temperatura óptima en el vehículo (ni muy alta, ni muy baja), realizar al vehículo un mantenimiento adecuado o evitar llevar accesorios que hagan perder aerodinámica al vehículo, como portaequipajes o portabicicletas.
En lo que se refiere al neumático, éste tiene mucha importancia en el medio ambiente. El tipo de neumático que se tenga, su estado y su presión influyen a la hora de contaminar el aire y, tanto el fabricante como el usuario final tienen mucho que decir al respecto.
Comenzando por el fabricante. El Reglamento 661/2009 establece una serie de requisitos que han de tener los neumáticos en cuanto a resistencia a la rodadura, adherencia en suelo mojado y emisiones de ruido. La finalidad del reglamento es conseguir mayor eficiencia energética, es decir, obtener un menor consumo de carburante con una disminución de resistencia a la rodadura. Además, pretende reducir la contaminación acústica, aminorando el ruido y desea obtener una mayor seguridad en las carreteras. Cabe destacar que no es posible actualmente comercializar neumáticos con una menor eficiencia energética y adherencia en mojado.
Por otro lado, el Reglamento 1222/2009 sobre el etiquetado de los neumáticos define tal etiqueta con la intención de que los consumidores y usuarios queden concienciados a la hora de comprar neumáticos en términos de eficiencia energética, en términos de consumo de carburante con la resistencia a la rodadura, de ruido y contaminación acústica y de agarre en mojado.
Los fabricantes, por tanto, producirán neumáticos respetuosos con el medio ambiente y seguros, no obstante, el consumidor va a tener un papel fundamental. Primero, porque ha de elegir qué tipo de neumáticos quiere y cómo de eficiente, y después, porque va a tener que realizar un mantenimiento de ese neumático.
La responsabilidad medioambiental del consumidor es muy importante, pues el hecho de que lleve una presión incorrecta del neumático puede incrementar el gasto en combustible hasta un 3%, lo que provocará mayores niveles de contaminación. Además, un neumático eficiente en resistencia a la rodadura siempre será más económico para el usuario final, aun teniendo un precio de venta mayor, debido a que tendrá que realizar un menor desembolso en carburante, y por tanto, contaminará menos.
Tan importante es tener un control de la presión del neumático que el reglamento 661 obliga a montar sistemas de control de la presión del neumático tipo TPMS (Tyre Pressure Monitoring System). Éstos visualizan los niveles de presión del neumático y alertan en caso de requerir algún tipo de medida correctora.
En definitiva, el hecho de conducir con una presión inferior a la recomendada, además de provocar diferentes perjuicios en la seguridad activa del vehículo con el aquaplaning, con la pérdida de adherencia y con la mayor distancia de frenado, hará que nuestra economía se resienta, ya que, el neumático tendrá un mayor desgaste y, sobre todo, consumirá más combustible, lo que perjudicará gravemente al medio ambiente.
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Créditos d: Alex Guimerà & d: Marc Perez